Hace unos tres años quise hacer unos estampados de cosas ricas de comer, inspirados, como siempre, por mi marido y socio Diego, gran amante de los estampados (aunque estoy casi segura de que en eso he tenido bastante que ver) y de las cosas ricas de comer, claro. Hice una pequeña colección de estampados de tapas, pensando que estaría bien hacer camisas, aunque finalmente, años después, lo que hemos hecho han sido manteles. Y ¿cómo ha sido eso?
Establezcamos desde el principio que soy una persona que podría alimentarse exclusivamente de aceitunas de todos los colores y aliños. Eso para empezar. Digamos también que en el 2015 nos casamos y la boda la montamos entre nosotros y mi madre, principalmente, mano a mano. Y por supuesto, quise llenar la boda de aceitunas, a todos los niveles, y finalmente utilicé el estampado de olivas que querían ser camisas, y que ahora podéis ver y adquirir en nuestra tienda, para hacer caminos de mesa, manteles, y el forro de los sobres de las invitaciones.
Fue un éxito y a todos los invitados les encantó. Y como siempre me ha fascinado el mundo del textil para hogar, ése fue el último impulso que necesitaba para montar todo este tinglado. A día de hoy sigue siendo nuestro estampado fetiche, nuestro aperitivo favorito y dicho sea de paso, el nombre de nuestra futura hija, que se llamará Oliva.
Como la cría haga ascos a los aliños, vamos a tener un serio problema.